¿No te pasa que hay frases que se te pegan y no te dejan de sonar cuando menos las quieres, pero más las necesitas?
Ayer recibí este mensaje de una amiga que decía así:
Vine a buscar Canela a una tienda y vi este suéter; cuando lo tomé para comprarlo, como por arte de magia, se me apareció una mini versión de ti sobre mi hombro izquierdo que me susurraba:
“Amiga, no compres nada; tú no lo necesitas; te lo están vendiendo; NO TE DISTRAIGAS; y recuerda, que es tiempo de economía de guerra.”
¡Confieso que cuando lo leí no podía parar de reírme! No podía creer que eran las palabras textuales que le había dicho en una conversación temprano en la semana.
Después fui procesando la información y me impactó darme cuenta el verdadero poder que tienen las palabras. Me hice consciente de la gran responsabilidad que viene asociada con cada palabra que sale de mi boca.
¿Cuántas palabras habré dicho que empoderaron a algunos/as y desmoralizaron a otros/as? ¿Cuántas cosas habré dicho, sin saber a ciencia cierta, como impactarían en la mente y/o el corazón de las personas?
“Los sabios hablan poco; piensan mucho; y aún más importante, observan TODO.”
Y pensé: “¡Cuanto camino por recorrer para aprender a vivir en consciencia!” “Ser mentora/ amiga/madre/abuela, es una gran responsabilidad. Es un voto de confianza depositado en nosotros que debemos agradecer, respetar y cuidar con mucho amor.”
¡Gracias a todos aquellos que nos han dado, en alguna oportunidad, ese gran voto de confianza! ¡Gracias a todos aquellos que asumen la responsabilidad de lo que dicen y tienen conciencia del impacto que pueden tener sobre otros!
Y tú…
¿Eres mentor/a coach, padre, madre, tío/tía o maestro/a? ¿Alguna vez te preguntaste que impacto tienen tus palabras en las personas que te depositan ese voto de confianza?
¡Me encantaría saber tu opinión!
Gracias por leerme,
Con amor, Mariana